miércoles, 27 de junio de 2012

El voto "razonado"


A unos cuantos días de realizarse las elecciones en nuestro país, presentamos este articulo para su estudio y reflexión.


El voto “razonado”

Por Dr. Manuel Ocampo Ponce
27 de junio de 2012.
manuel.ocampo.ponce@hotmail.com
Los días que restan para las elecciones se agotan y muchos ciudadanos no saben por quién votar. Mientras distintas autoridades gubernamentales, civiles y religiosas insisten que hay que “razonar” el voto, el común de los ciudadanos se mueve en la superficialidad. Los razonamientos van más en función de intereses subjetivos, simpatía o sentimientos y emociones, pero realmente en pocos casos vemos argumentos o razonamientos de fondo. Es un hecho que abunda la perplejidad .
A propósito de esta situación algunos compañeros, me preguntaron si la Ética o Filosofía Moral podía decir algo al respecto. Y ese es el motivo por el que escribo estas breves líneas con algunos principios éticos que espero sean de utilidad.
Me dirijo a todas aquellas personas que tengan curiosidad por saber qué dice la Ética realista y a todas aquellas personas que dicen: “es que no se por quién votar”; a los que dicen: “todos me parecen malos y no se si abstenerme, anular o votar por el menos malo”, y lo que es peor, en este último caso, hay quienes no saben bajo qué criterio decidir cuál es más malo o menos malo.
A manera de brevísima introducción he de decir que la Ética realista o basada en la realidad objetiva, como ciencia estrictamente filosófica, busca las causas últimas, en este caso del acto humano, que es, por lo mismo, libre y responsable. De aquí que se deriven ciertos principios del obrar moral que son universales e independientes de cualquier ideología política o religiosa. Una vez aclarado esto y como el voto es un acto humano, veamos lo que aporta la Ética ante la perplejidad.
Decimos que una conciencia moral (juicio sobre la bondad o maldad de un acto), es perpleja, cuando le parece que hace mal en cualquier sentido que obre.
De modo que si pensamos que cualquiera de los partidos o candidatos es malo, ya sea por sus antecedentes históricos, por su plataforma política o su actividad práctica, y que cualquiera de las opciones es mala, incluso abstenerse o anular, entonces no hay más recurso que ver cuáles son las condiciones del principio ético del mal menor.
Desde luego lo primero y ante todo será discernir si realmente todas las propuestas políticas son objetivamente malas desde el punto de vista ético. Y para esto he de decir que una opción puede ser éticamente mala, porque su plataforma política es de suyo inmoral, como sucede con las plataformas materialistas, sean marxistas (izquierdas) o liberales (derechas) o bien porque sus representantes tienen propuestas políticas, legislativas o antecedentes que van en contra de principios morales.
Si una vez hecho el razonamiento anterior seguimos considerando que todas las propuestas fueran malas, incluso abstenerse o anular. Es necesario saber cuál de las opciones es la menos mala, y para esto la Ética nos proporciona algunos principios que nos pueden ayudar:
1. El mal menor es lícito sólo cuando no hay otra alternativa y los males que sobrevienen de cualquiera de las opciones son inevitables. Me parece que en el caso de las presentes elecciones, los ciudadanos tenemos tres opciones:
a) Abstenernos
b) Anular el voto
c) Votar por alguno de los representantes de los partidos.
2. En algunos casos el mal menor es preferible, no porque sea un bien, sino porque el bien que se pierde es menor.
3. Ante la duda nunca es lícito obrar, de modo que si se tiene duda es mejor retrasar la acción. En este caso “abstenerse” es, de algún modo elegir y no puede retrasarse porque sólo tenemos esa fecha límite para decidirnos por alguna de las opciones. Habrá que ver si después de los principios abstenerse o anular es el mal menor.
4. Si no se puede dejar de elegir entre estas opciones, hay obligación de elegir el mal menor, procurando evitar transgredir el derecho natural antes que el derecho positivo o las leyes de los hombres.
Esto es porque los bienes morales, están por encima de los bienes económicos y físicos como la salud, el bienestar y la propia vida.
De modo que siguiendo este principio ético, nunca es lícito votar por plataformas políticas que promueven legislaciones inmorales como abortos, eutanasias, atentados contra la familia, etc. En estos casos no cabe el mal menor y existe responsabilidad moral grave de quienes votan por estas propuestas.
5. Lo anterior nos lleva a la necesidad de distinguir entre la bondad o maldad de la elección misma y la bondad o maldad de las consecuencias del obrar. Aunque las consecuencias de nuestra elección sean muy graves no es lícito optar por algo intrínsecamente malo o en contra de la ley moral. Con este principio se reitera que la aprobación legislativa de leyes inicuas, contrarias a la ley natural es siempre ilícita.
6. Nunca hay que poner al mismo nivel el mal moral con las arbitrariedades, penalidades y adversidades de la condición humana.
Siempre es mejor sufrir el mal que cometerlo (Sócrates).
7. Si después de estos principios quedaran descartadas todas las propuestas, nos quedaría la opción de abstenernos o anular. Y en este caso habrá que ver si el abstenerse no implica otorgar de alguna manera al que lleve más votos, que, en este caso, podría ser el menos malo o el más malo.
8. La anulación del voto podría ser el mal menor únicamente si no existe otra opción cuya plataforma política y antecedentes históricos y morales NO se oponga a la ley natural.
De modo que, en suma:
• Si queremos obrar éticamente es necesario conocer las plataformas políticas, antecedentes históricos y propuestas de los candidatos y descartar a los que no se ajusten a los principios éticos.
• Abstenerse puede ser otorgar el voto al que lleva más.
• El mal menor se elegirá únicamente entre las opciones que no se oponen a la ley natural y a los principios éticos.
Espero que estos brevísimos principios de la Ética les hayan aportado algo de claridad y me da gusto que se hayan tomado estos minutos para conocer lo que aporta la Filosofía Moral Realista, porque la Política y el Derecho no se pueden separar de la Ética debido a que la Ética es el alma o la forma que actualiza y da unidad y vida al cuerpo social.

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